“Si tuviera que empezar de nuevo, empezaría por la cultura”. Esta cita suele atribuirse a Jean Monnet. Aunque no es seguro que fuera él quien las pronunciara, estas palabras son, sin duda, muy acertadas.
Si tuviéramos que empezar de nuevo, empezaríamos por “A Ruada”.
Quienes hemos seguido la trayectoria de Asociación Cultural A Ruada hemos visto su espectacular evolución de aficionados a profesionales. En su última representación, “A boda do Esganerello” mimaron decorado, vestuario y puesta en escena. Nuestra “Ruada” se ha hecho mayor.
Aunque posiblemente no siempre tengan conciencia de ello, sus artistas son nuestros mejores embajadores rueses. Son creadores de un estilo de teatro donde cada actor, interprete el papel que interprete, jamás pierde su identidad personal. Es el actor el que acapara al personaje. Es sin duda una de las lecciones que los artistas nos enseñan.
La compañía es pequeña, eminentemente familiar. Los vínculos emocionales se trasladan al espectador hasta límites insospechados. Este arte de padres a hijos nos recuerda que los valores no son únicamente materiales. Reflejan unión en la diversidad.
Han interpretado obras de grandes autores. Sin embargo, solemos recordar el nombre del actor más que del personaje: Moncho, Maribel, Manolo, Clara, Carmiña, Berta, Paqui, Carmen, Pedro, María, Cristian… A través de su actuación, cobran vida y sacuden la atención de los espectadores.
En A Ruada no hay miedo al no lleno total, simplemente quieren pasar y hacernos pasar buenos ratos. Así llevan más de 30 años. Sin grandes ambiciones, sin pedir nada y dándolo todo. ¡Gracias Ruada!.
Texto e fotos: Ángeles Terrón.
