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Obituario: María Dolores

Placa co nome da Rúa Academia Dequidt do Barco, onde décadas atrás estaba este centro de ensino.

 

Recientemente, falleció María Dolores Paz Domínguez, mi tía.

Aunque montones de recuerdos, (la “operación perejil”, “perdiditos en el bosque”, “¡¡¡ay, que te como!!!, …) me vienen a la cabeza, quiero destacar ahora su vertiente más conocida, su atención a los demás, en las distintas fases de su dilatada vida, ya como concejal, una de las pocas mujeres que hubo en la España predemocrática, como Delegada Local de la Sección Femenina, como impulsora de la Escuela de Gimnasia-Base y Danza, con sus clases en la Academia Dequidt en O Barco, años más tarde como profesora de La Normal de Ourense, pateándose la provincia, siempre pendiente de las necesidades de la gente, o con su trabajo en el Centro de Estudios Constitucionales, en Madrid.

Estando muy orgullosa de todas las etapas de su vida, su mayor satisfacción era el progreso personal de sus alumnos, académicos o no. Para seguir enseñando, siempre estaba aprendiendo y estudiando, incluso arameo.

Hace unos años, me dejó al cuidado de su posesión más valiosa, sus libros, cuando desechó la idea de hacer una biblioteca, … y me encargó todo lo relativo a su pase al “otro barrio”. Le pedí que me diera instrucciones por escrito, cosa que nunca hizo, ya que siempre consideró que ese momento estaba muy lejos. Creo que le gustaría haberlo hecho sin ruido… No le gustaban los mandiles negros de algunos camareros, decía que eran “un culto a la muerte”, y a ella le gustaba la VIDA.

Quiero recordarla como una mujer libre, en todas las épocas que le tocó vivir, que hizo siempre su real voluntad, pesase a quien pesase, y me quedo con la frase de su amiga María Teresa: “mi madre me trajo a este mundo, pero María Dolores me dio la vida”.

Descansa en paz.

Texto: José Augusto Dositeo Bravo de Paz

 

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